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{ 4300 }

{ 4300 }

<Definition>

The original title of the present project is: «Art converts you into idiots» (2016). The main idea was to intervene virtually in the artists’ factory in the city of Zürich (ZHdK), Zürcher Hochschule der Künste. What in my town would come to be the Faculty of Fine Arts. We tried to make a giant painting (always in virtual mode), with the impression of the phrase indicated above in one of its facades. Great! The main facade of the building devastated by a monumental graffiti. Although this time, the ways were politically correct, I did not want to destroy the architectural part, nor did I stain my hands with ink. Enough with being able to capture a phrase on the facade, where every morning, like an omnipresent mantra, it generated more questions than answers to the students themselves. Time passed, and the project was ostracized. But once again and under the proposal to present an artistic project in the city of Santiago de Chile, I decided to deactivate the project of its vegetative state and make some changes in the discourse of the work. A remake of the original and sponsor it under another title: 4300. And today, in this city as in any other, the event has the ability to be extrapolated, mutate. And characterized by not revealing the final outcome, where the spectator himself, without knowing it and with his participation materializes a joint work. A disfigurement of the artist’s role. The artist is no longer an artist, the spectator with his presence. But both merge into one, in a deliberate celestial communion. A tragicomedy submitted to the elusive game between the viewer, creator and God. Who is who?

<The Space>

The choice of the school (ZHdK), serves as a turning point of the work. But today the place is another, although equally valid to define the starting point and discuss the very essence of art. A meeting point where the public fecundates its own work.

< End and continuation >

With this «intervention» or performance, I have tried to justify and design a work for others to do, impossible to be exhibited and collected. Although finally, the very magnetism that art often exerts towards «possession», I have configured it in different pieces and formats to be exhibited, and, of course, to be able to be collected. The spectator-creator-artist himself takes one. And it is that sometimes, our excessive capacity towards possession, can turn us into great oaks or big idiots. Although this subject could be emplaced for a new collection: Art and possession …. The art of owning … Possession Vs Art … Art, consumption and sustainability, etc … etc … THANK YOU.

<The exhibition, here in Rome or in Paris>

The particularity of this proposal is that it can be deliberately modified and adapted to any country on the globe. His coup de grace has it in the number. In the present project the figure has been 4300. The kilometers that exist from north to south in the Chilean territory. In the case of having wanted to consider some other territory, the figure would have been different. Nothing important that can condition our project. Then comes the part that makes you squeak. In the case of the exhibition in Chilean territory (that’s why the 4300), I wanted his Peruvian and Argentine neighbors to have free entrance to the event. Yes, they listened well. While the rest of the world’s citizens, including the Chileans themselves, had to pay an amount. Also symbolic, and that was 4300 Chilean pesos. For those who are not familiar with this currency, the change can represent about six Euros. At the moment we have paid for the land, so that the spectator-creator (who pays for that), asks, questions and pretends to be in catharsis, knowing that his neighbors do not pay. It fucks them, and also deeply. But these neighbors, who have had free access to the exhibition hall, do not have access to the work. They become merely spectators and not creators. There is no type of right for them to be able to get involved with any of the works produced «in situ». The «document» that we elaborate already in the entrance accredits and discriminates against each other. The control is fierce, tormented, paranoid and brainless. Some enter for free but have no right to purchase and complain. Others pay and are awarded a work, are creators of their own work, but some show reluctance. Pure pop in a state of decomposition. To finalize all this discourse that structures the work, I wanted to limit the limitless, making a sarcastic reference to the frequent delimitations of territories, the limitation of gauging, the unbridled impulse to create limited editions, Gold Editions and all this repellent idea, with the own limitation of the works produced to 108 units (because it is considered a sacred number, and that also gives the work that character with a celestial and magical spirit). Not one more nor less: 108. When I receive the notice that at the entrance to the site, 108 individuals, beings have paid and therefore have become directly spectators-creators-collectors, access to the place is closed. Limit our presence in a new heroic manifestation of art: «Art converts you into idiots»

 


 

<Definición>

El título original del presente proyecto es: “El arte os convertirá en idiotas” (2016). La idea principal consistió en intervenir virtualmente en la fábrica de artistas de la ciudad de Zürich (ZHdK), Zürcher Hochschule der Künste. Lo que en mi pueblo vendría a ser la Facultad de Bellas Artes. Se trató de hacer una pintada gigante (siempre en modo virtual), con la impresión de la frase arriba indicada en una de sus fachadas. A lo grande! La fachada principal del edificio devastada por un monumental graffiti. Aunque esta vez, las maneras fueron políticamente correctas, no quise ni destrozar la parte arquitectónica, ni tampoco mancharme las manos de tinta. Suficiente con poder plasmar una frase en la fachada, donde cada mañana, como un mantra omnipresente generase más preguntas que respuestas a los propios estudiantes.

El tiempo pasó, y el proyecto fue condenado al ostracismo. Pero una vez más y bajo la propuesta de presentar un proyecto artístico en la ciudad de Santiago de Chile, decidí desactivar el proyecto de su estado vegetativo y realizar algunos cambios en el discurso de la obra. Un remake del original y auspiciarlo bajo otro título: 4300. Y hoy, en esta ciudad como en cualquiera otra, el evento tiene la capacidad de poder ser extrapolado, mutar. Y caracterizarse por no desvelar el desenlace final, donde el propio espectador, sin saberlo y con su participación materializa una obra conjunta. Una desfiguración del papel del artista. El artista ya no es más artista, el espectador con su presencia sí. Pero ambos se funden en uno, en una deliberada comunión celestial. Una tragicomedia sometida al escurridizo juego entre el espectador, creador y Dios. Quién es quién?

<El espacio>

La elección de la escuela (ZHdK ), sirve como punto de inflexión de la obra. Pero hoy el lugar es otro, aunque igual de válido como para definir el punto de partida y debatir sobre la propia esencia del arte. Un punto de encuentro, donde el público fecunda su propia obra.

<Final y continuación>

Con esta “intervención” o performance marrullera, he tratado de justificar y diseñar una obra para que la hagan otros, imposible de ser exhibida y coleccionada. Aunque finalmente, el propio magnetismo del que muchas veces ejerce el arte hacia la “posesión”, lo he configurado en diferentes piezas y formatos para ser exhibidos, -y como no- poder ser coleccionados. El propio espectador-creador-artista se hace con una. Y es que a veces, nuestra capacidad desmesurada hacia la posesión, puede convertirnos, en unos grandes palurdos o en unos grandes idiotas. Aunque este asunto podría ser emplazado para una nueva colección: Arte y posesión…. El arte de poseer… Posesión Vs Arte… Arte, consumo y sostenibilidad, etc… etc… GRACIAS.

<La exposición, aquí en Roma o en París>

La particularidad de esta propuesta es, que puede ser deliberadamente modificada y adaptarse a cualquier país del globo. Su golpe de gracia lo tiene en el número. En el presente proyecto la cifra ha sido la de 4300. Los kilómetros que existen de norte a sur en el territorio chileno. En el supuesto de haber querido considerar algún otro territorio, la cifra hubiese sido otra. Nada importante que pueda condicionar nuestro proyecto. A continuación, viene la parte que hace chirriar. En el caso de la exposición en territorio chileno (por eso los 4300), quise que sus vecinos peruanos y argentinos tuviesen entrada gratuita al evento. Sí, han escuchado bien. Mientras que el resto de ciudadanos del mundo mundial, incluidos los propios chilenos debían abonar una cantidad. También simbólica, y que fue de 4300 pesos chilenos. Para los que no estén familiarizados con esta moneda, al cambio pueden representar unos seis Euros. De momento ya hemos abonado el terreno, para que el propio espectador-creador (que para eso paga), pregunte, se cuestione y finja entrar en estados de catarsis al saber que sus vecinos no pagan. Les jode, y además profundamente. Pero estos vecinos, que han tenido el acceso gratuito a la sala de exposiciones, no tienen acceso a la obra. Se convierten meramente en espectadores y no en creadores. No existe ningún tipo de derecho para que puedan agenciarse con alguna de las obras producidas “in situ”. El «documento» que elaboramos ya en la entrada acredita y discrimina a unos y a otros. El control es férreo, atormentado, paranoico y descerebrado. Unos entran gratis pero no tienen derecho a la compra y se quejan. Otros pagan y se les adjudica una obra, son creadores de su propia obra, pero algunos muestran reticencias. Puro pop en estado de descomposición.

Para finalizar todo este discurso que vertebra la obra, he querido limitar lo ilimitable, haciendo una socarrona referencia a las frecuentes acotaciones de territorios, a la limitación de los aforos, al desaforado impulso por crear ediciones limitadas, Gold Editions y toda esta chaladura repelente, con la propia limitación de las obras producidas a 108 unidades (por ser considerado un número sagrado, y que además le otorga a la obra ese carácter con espíritu celestial y mágico).

Ni una más ni una menos: 108. Cuando recibo el aviso de que en la entrada al recinto, 108 individuos, seres han pagado y por lo tanto, se han convertido directamente en espectadores-creadores-coleccionistas, el acceso al lugar queda cerrado. Limitemos nuestra presencia en una nueva manifestación heroica del arte: “El arte os convertirá en idiotas”

Category

Conceptual, Graphics, Illustration, Personal

Tags
4300, rubber stamps, ZHdK